Me puedes matar, me puedes dejar pero nunca tendrás que te deje de amar, tú sabes que eres mi otra mitad, mi espíritu gemelo. Paula no me olvides Paula para siempre, Paula en el alma me falta tu mirada tu sonrisa dulce y tu cuerpo al despertar. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? ¿Dónde vas?
Hoy que vivo más allá de mí Que me sobran los momentos Y que tengo tanto para darte Que daría por saber de ti Por retroceder el tiempo Y sin más preguntas perdonarte Comprendí que a veces un error No merecer ser más fuerte Qué el calor que nos mantuvo vivos Hoy justo ahora que no estás Extrañé no estar volando en libertad
Es verdad que tu amor fue el más grande, el más tierno, fue ardiente y fue el mejor, que no tuve momentos más gratos y buenos que los que me dio tu amor. Y que a cada momento y en todas las cosas que miro te encuentro, mas no debo olvidar que son todos recuerdos y a mi lado no estás.
Si fueras mágica, si fueses música, si el sol saliera por tu piel, seríamos amantes. Si tú fueras mía, podría soportar, por fin, este silencio entre las olas de la espera...
Cuando yo quise regresar del sueño, tu mano me llevó a las alturas. Y una y otra vez, volamos juntos, alzándonos sin tiempo, temblando de ternura. Ay amor, yo quiero un beso que me llueva el alma.
¿Qué le vas a dar? Amor... ¿Quién te va a creer? ¿Y qué? Es que no te das cuenta que, tarde o temprano, la vas a perder. Pero si quieres marchar no te lo voy a impedir. Ni tú ni nadie lo podría lograr.
Mientras me visto otra vez, tú me preparas un té y espero siempre escuchar esa mentira usual que no me deja marchar. Confiado, te acercas a mí y bebo de tus manos el té. Ay, eres tan bello y sensual que no sé si me iré ahora o mejor después.
Vuelve, que yo te sigo esperando. Vuelve para quedarte a mi lado. Vuelve, que todo sigue en su sitio. Vuelve, verás que nada ha cambiado. Vuelve, que todavía te quiero. Vuelve para quedarte a mi lado. Vuelve, por favor, vuelve que estoy esperando que vengas a mí.
Se acabó, ya no hay más terminó el dolor de molestar a esta boca que no aprende de una herida. He dejado de hablar al fantasma de la soledad ahora entiendo, me dijiste que nada es eterno y solo queda subir otra montaña que también la pena se ahoga en esta playa.