Procuro olvidarte
Procuro olvidarte haciendo en el día mil cosas distintas. Procuro olvidarte pisando y contando las hojas caídas. Procuro cansarme, llegar a la noche apenas sin vida. Y al ver nuestra casa tan sola y callada... no sé lo que haría.
Procuro olvidarte haciendo en el día mil cosas distintas. Procuro olvidarte pisando y contando las hojas caídas. Procuro cansarme, llegar a la noche apenas sin vida. Y al ver nuestra casa tan sola y callada... no sé lo que haría.
Te vuelvo a recordar cada nota de esta canción que un día te escribí pensando en olvidarte. Ya no se qué hacer para borrarte de mi imaginación, me puede más tu amor que el daño que contigo sufrí.
Seguro tiene otra amante más importante, a mi no me contestó. Seguro vive con ella, ríe con ella, de mí él ya se olvidó. Mi mensaje borró y borró hasta mi nombre.
Y quiero creerte cuando dices que todo estará bien. Si, yo intento creerte. Pero no te creo cuando dices algo siempre resulta ser de otra manera... Quiero creerte hoy, pero no se cómo me sentiré mañana...
Me dejaste el mundo de cabeza y un grito en el contestador que anunciaba con toda certeza que esta vez se te acabó el amor. Lo que siento lo guardo en la nevera, por si un día decides regresar.
Hoy me quiero perdonar y curarme con el tiempo. Escapar de aquí, renunciar a ti, aceptar que no fuiste para mí, quisiera continuar, nunca haberte conocido pero aquí estas tengo que aceptar que me cuesta aceptar lo que siento y dejarte de amar...
¿Cómo fue que tú dejaste de querer y olvidaste del ayer, de nuestras miradas, de nuestra piel? ¿No te duele así perder lo que fue perfecto y acordado fiel? Lo que me queda por decir, es cómo duele perderte...
Sabe Díos cómo me cuesta dejarte y te miro mientras duermes mas no voy a despertarte. Es que hoy se me agotó la esperanza porque con lo que nos queda de nosotros ya no alcanza... Eres lo que más he querido en la vida...
Las calles son mas grandes desde que tú te has ido. Hay que reconocer que nada me hace bien porque no puedo verte. Mis días sin tus noches, sin horas ni minutos, son un frío puñal que hieren y atraviesan este corazón...