Cuando llegó carta, la abrí. Cuando oí a Salif Keita, bailé. Cuando el ojo brilló, entendí. Cuando me crecieron alas, volé. Cuando me llamó, allá fui. Cuando me di cuenta, estaba ahí. Cuando te encontré, me perdí. En cuanto te vi, me enamoré...
Cambia el clima con los años. Cambia el pastor su rebaño y así como todo cambia que yo cambie no es extraño. Cambia el mas fino brillante de mano en mano su brillo, cambia el nido el pajarillo, cambia el sentir un amante.
Hoy quiero verte reír, quiero perderme en el fin de ti y el fin de mí. Voy a tener que morir por ti, pues hay un sueño que me hace sufrir. Y ahora sólo quiero recordarte al decir que, aunque esté perdiéndote, y las paredes nos separen otra vez, moriré por ti, por que sé que habrá tiempo de encontrarnos otra vez, otra vez.
Parece que tú te llevaste contigo mi mundo también, procuro otras calles, pero siempre llego a las mismas de ayer. No hay nada que logre borrarte un minuto de mi vida, tengo tanto cielo pero soy un ave perdida.
Hacen falta dos para dar la vuelta al mundo, abrazándonos. Hacen falta dos para caminar, porque en todos lados juntos queremos estar, uno solo no va. Quiero estar contigo en todo momento Hacen falta dos para darle vida a este sentimiento.
Fue un día como cualquiera, nunca olvidaré la fecha, coincidimos, sin pensar, en tiempo y en lugar. Algo mágico pasó, tu sonrisa me atrapó... Sin permiso me robaste el corazón. Y así, sin decirnos nada, con una simple mirada comenzaba nuestro amor.
Viene a pedir mi mano, viene vamo(s) a sonar unos palos pa(ra) que me quiera por siempre. Que su amor sea verdadero, ¡oh! pa que me quiera, ¡ay! Viene a pedir mi mano, viene vamo a sonar unos palos pa que me quiera por siempre...
Quién abrirá la puerta hoy para ver salir el sol, sin que lo apague el dolor que me dejó aquella obsesión, de tu corazón con mi corazón, de mis manos temblorosas arañando el colchón. Quién va a quererme soportar y entender mi mal humor. Si te digo la verdad, no quiero verme solo.
Me duelen ver los rayos de un sol que hoy ha nacido, creyendo recuerdos de tus besos amargos conmigo. Esperaba con ansiedad el día de tu llegada, bien dice el dicho que es causa del olvido la distancia.