Ahora que te encuentro
Ahora que la vida nos arranca nuestra manta, y perdido e hipocondríaco, ya no duermo de un tirón. Ahora que la noche es un rumor de risa ajena que se aleja por la calle y nos congela el corazón. Ahora que respiro y resulta más difícil sacar bajo nuestra piel las astillas del recuerdo. Ahora que me pierdo las auroras de Madrid y no suenan en las radios las canciones que te debo.