Dime qué fui...
Dime qué fui para ti, sé que te iba matando la angustia de no decir qué te estaba pasando. Dime qué fui para ti ese último verano, nos pudimos despedir, sin ser enamorados.
Dime qué fui para ti, sé que te iba matando la angustia de no decir qué te estaba pasando. Dime qué fui para ti ese último verano, nos pudimos despedir, sin ser enamorados.
Que me devuelvan la vida con otro amor, que me devuelvan mi vida y mi corazón. Que me iluminen las noches de soledad y respirar el aire que me lleve a olvidar.
Y estoy aquí, tan enamorado de ti que la noche dura un poco más. El grito de una ciudad que ve en nuestras caras la humedad. Y te haré compañía más allá de la vida. Yo te juro que arriba te amaré más. Tan enamorados que así la noche dura un poco más.
Entre tú y yo hay algo más que la ilusión de un paraíso azul. Beso con beso, fuego con fuego, a mis deseos los enciendes tú. Niña y mujer, lluvia de sol, sólo por ti cambié mi soledad. Mis pensamientos vuelan contigo, te has convertido en mi necesidad.
Lo que no puedo es arreglarme sin tu amor, lo que no puedo es arreglar mi corazón. Cualquier pelea que yo diera en esta vida, si vos no queda nada, sin vos yo no podría.
Y yo soy la hoja que lleva el viento, que va volando a tu alrededor. Y tú, el aire que me levanta, que me da fuerza para este amor. Tu amor me hace tanto bien, tu amor me hace tanto bien. Cierro los ojos, quiero tenerte cerca, sentir tu cuerpo.
Por siempre tú... poder, valor, luz y cielo azul... Recordar que en el alma para siempre hay un sitio para ese amor único...
Antes de conocerte el mundo era plano, aunque lo discuta usted, señor Galilei. Y me cansé de besar ranas en vano, pero el príncipe azul jamás lo encontré. Y así llegaste tú, devolviéndome la fe, sin poemas y sin flores, con defectos, con errores, pero en pie.
Una de las canciones más románticas de la historia en manos de Amaia Montero y Alex Ubago. Un tributo al amor verdadero, porque no hay nada imposible...