Ya te olvidé
Me atrapaste, me tuviste entre tus manos, me enseñaste lo inhumano y lo infeliz que puedes ser. Te fingiste exactamente enamorado, aunque nunca me has amado, yo lo sé.
Me atrapaste, me tuviste entre tus manos, me enseñaste lo inhumano y lo infeliz que puedes ser. Te fingiste exactamente enamorado, aunque nunca me has amado, yo lo sé.
Te voy a amar y hacerte sentir que cada día yo te vuelvo a elegir. Porque me das tu amor sin medir. Quiero vivir la vida entera junto a ti. Es poco decir, que soy quien te cuida como ángel guardián...
No importa que nos mate de pena, mejor así, que vivir sin amor. Por un amor así, se tiene fantasías, que estando en soledad jamás se vivirían. Y se hacen realidad los sueños más prohibidos ¿Quién no quiere ese amor?
Si tan sólo pudieras entender, mil veces te lo explicaré otra vez: Eres tan buena pretendiendo que estás bien evitar palabras demás, excusas inventar, poderte tocar, no puedo parar, te juro que yo no puedo parar.
Tal vez mañana seas sólo un recuerdo y tal vez, mañana seas sólo mi ayer. Ya ves, lo sé, el tiempo irá escribiendo de luz, de fe, las calles del desierto que entonces hirieron la piel.
Abrázame que el tiempo pasa y el nunca perdona, ha hecho estragos en mi gente como en mi persona. Abrázame que el tiempo es malo y muy cruel amigo, abrázame que el tiempo es oro si tu estas conmigo. Abrázame fuerte, muy fuerte, más fuerte que nunca, siempre abrázame.
No, esta noche amor yo no, yo no he pensado en ti. Abrí los ojos para ver en torno a mí y en torno a mí giraba el mundo como siempre. Gira el mundo, gira en el espacio infinito, con amores que comienzan, con amores que se han ido, con las penas y alegrías de la gente como yo.
Mira niñita te voy a llevar a ver la Luna brillando en el mar, mira hacia el cielo y olvida ese lánguido temor que fue permanente emoción. Para la hija de un hombre con ojos de cristal y papel sellado en la piel.
Nos vimos tres o cuatro veces por toda la ciudad. Una noche en el bar del loro, me decidí a atacar. Tú me dijiste diecinueve, no quise desconfiar, pero es que ni mucho ni poco, no vi de dónde agarrar.