Pobre mi corazón
Perdón, nunca quise hacerte daño. Me arrepiento tanto y yo he volado en mil pedazos. Es que ya no aguanto. Y ahora qué hago yo, ya no sale ni el sol y los días son largos. Nada tiene color, sólo queda tu olor, pobre corazón. Te regalo lo que escribo en pasado y presente. Te propongo que guardemos recuerdos por siempre.