Tan cerquita
Cuántos signos de interrogación entre libros de una biblioteca y después, las tazas de café nos colgaron de la misma luna. Esos lentes no dejaron ver el secreto bajo tus pupilas, que asomaban un eterno amor, donde yo sólo veía a una amiga. Qué tonto fui, que nunca vi, medalla de oro de los distraídos. Soy un rotundo descuido.